Había una vez una Luna que se veía en mis ojos. Se veía todas las noches y se preguntaba dónde estaba su Luna gemela, la dueña de sus noches.
La Luna entonces le decía a mi mirada que buscara en el cielo, en busca de su gemela; que le hablara sobre ella (sobre la Luna) y que le dijera que la buscara.
Y mi mirada sólo callaba, y le sonreía dulcemente.
Y la Luna se sentía tan sola en todo el cielo lleno de espacios en los que no encontraba a su Luna gemela.
La Luna entonces componía canciones y se preguntaba si en algún lugar del cielo estaría su Luna gemela contemplando mi mirada. Y componía canciones y lloraba.
Y mi mirada sólo callaba y sonreía dulcemente.
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